En el día de ayer, publiqué una historia en mi cuenta personal de Instagram sobre un chofer de camión que viajaba con su gatita y en el video se puede observar cómo conviven afectuosamente mientras recorren las rutas. La filmación de ambos compañeros de viaje es viral en esta red social y en mi caso, produjo un hermoso descubrimiento gracias al aporte de una amiga, quien me envió otra historia mucho más cercana e igualmente feliz. También se encuentra protagonizada por un camionero y una gata. Resultó gratísima la sorpresa que tuve al enterarme que en el año 2020 (mes de mayo, transcurría la pandemia de coronavirus) un conductor paró durante el atardecer en la localidad vecina de La Cesira, a aproximadamente 64 kilómetros de la ciudad de Laboulaye.
Dicho chofer comenzó a cocinar una comida en un playón de estacionamiento al costado de la ruta. Cuando estaba preparando un guiso de arroz,
apareció ella: bella, chiquita, maullando y, por supuesto, atraída hacia la elaboración culinaria del camionero; éste asegura que para
“contarle algo”.
Él le daba carne y ella seguía maullando, incluso hasta el momento en el cual aquel limpió el lugar y se acostó.
Despertó y el felino reposaba en la rueda delantera del rodado, la del lado del piloto.
La primera reacción del camionero fue encontrarle una familia adoptiva. Pero la gatita, aparentemente, se había ido… aunque no tan lejos.
Al subirse nuevamente al vehículo, la encontró en la cama de la cabina, sentada silenciosamente, mirando todo. Desde esa jornada están
juntos, viajando, brindándose compañía mutua en el difícil oficio de desplazarse a grandes distancias a bordo de un camión.
La llamó
“Cesira”, obviamente por la localidad hospitalaria donde coincidieron, quizás, gracias a la obra del destino u otra fuerza.
Hoy hasta tiene más de 55 mil seguidores en Instagram con su perfil
cesi_ lagataviajera.